“El plan significará la transferencia de una parte sustancial de nuestra riqueza y de nuestra renta hacia las tierras de ultramar. Los argentinos reduciremos el consumo, en virtud de la elevación del costo de vida y del auge de la desocupación. De esta manera, no solamente aumentarán nuestros saldos exportables, sino que serán más baratos, lo que será aprovechado por el consumidor inglés que ensanchará su cinturón a mediad que nosotros lo vayamos achicando.
La mayor parte de nuestra industria, que se sustentaba en el poder de compra de las masas populares, no tardará en entrar en liquidación. Los argentinos apenas sin tendremos para pagarnos la comida de todos los días. y cuando las industrias se liquiden y comience la desocupación, entonces habrá muchos que no tendrán ni para pagarse esa comida. Será el momento de la crisis deliberada y concientemente provocada.
Los productores agrarios, que en un momento verán mejorar su situación, no tardarán en caer en las ávidas fauces de los intermediarios y de los consorcios de exportación que muy pronto absorberán el beneficio de los nuevos precios oficiales. Para ese entonces, no (…) habrá defensa posible.
Exportaremos más, pero percibiremos menos por esas exportaciones en razón de la caída de nuestros precios, como efecto directo de la reforma cambiaria. (…) Llegado ese momento, no habrá más remedio que aceptar sus imposiciones, porque estará cerrada toda otra posibilidad. Se cumplirá así una clara sentencia de Prebisch: ‘Las economías débiles no colaboran, se subordinan fatalmente’.
Mientras tanto, nos iremos hipotecando con el fin de permitir que falsos inversores de capital puedan remitir sus beneficios al exterior. Y como nuestra balanza de pagos será deficitaria, en razón de la caída de nuestros precios y de la carga de las remesas al exterior, no habrá entonces más remedio que contraer nuevas deudas e hipotecar definitivamente nuestro porvenir. Llegará entonces el momento de afrontar las dificultades mediante la enajenación de nuestros propios bienes, como los ferrocarriles (…).
Poco a poco se irá reconstruyendo el estatuto del coloniaje, reduciendo a nuestro pueblo a la miseria, frustrado en los grandes ideales nacionales y humillándonos en las condiciones de país satélite.”
Arturo Jauretche, en este texto lamentablemente profético, advirtió cuáles iban a ser las consecuencias de la política económica impuesta por la Revolución Fusiladora así como del ingreso de la Argentina al FMI.
En noviembre de 1955, a dos meses del derrocamiento del gobierno del Gral. Perón, Jauretche publicó un libro en respuesta al plan económico elaborado por encargo del gobierno de facto de Aramburu y Rojas. En “El Plan Prebisch”, Jauretche echa por tierra con todas las falacias de una supuesta crisis, presentadas en el plan que llevaba la firma de Raúl Prebisch, asesor económico de los militares traidores a la Patria. Recordamos, además, que el gobierno del Gral. Perón había resistido con éxito todas las presiones internacionales y nuestro país no formaba parte del FMI. El ingreso a este organismo internacional de crédito -exprimidor de las economías tercermundistas- se concretaría en abril de 1956.
Cualquier semejanza con ciertos planes actuales, NO es mera casualidad.
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Excelente es lo q paso siempre ! Y cada 10 años !!!