El 5 de marzo de 1945 el Estado tomaba posesión de la “Compañía Primitiva de Gas”, hasta entonces encargada de la distribución de este servicio en la Capital Federal. Esta toma de posesión, con la presencia del entonces vicepresidente Juan Domingo Perón, se realizó luego de que el Estado decidiese no extender la vencida concesión a la compañía.
Un año más tarde y a pocas semanas del primer triunfo electoral de Perón, la independencia económica llegó a la política energética: fue el 1º de enero de 1946 la fecha en la que se creó la Dirección Nacional de Gas del Estado, dentro de la órbita de YPF.
El primer gran proyecto de Gas del Estado fue la construcción del gasoducto Buenos Aires – Comodoro Rivadavia que comenzó el 1º de enero de 1947. Esta iniciativa fue calificada por muchos como «imposible» o incluso tildada de «obra faraónica». Sin embargo, a 3 años de iniciada la obra, el 29 de diciembre de 1949, la palabras se dispersaron ante la inauguración del gasoducto más largo del mundo hasta ese momento. Vale destacar que el gasoducto fue financiado en su totalidad por capitales nacionales, es decir, sin inversión extranjera.
Perón inaugura el gasoducto Cdoro. Rivadavia. A su izquierda, sonriente, Canessa
Debido a esta y a posteriores realizaciones de la empresa estatal, los clientes de la red se multiplicaron por miles, pasando de 130.000 en 1943, a 700.000 en 1951, 1.300.000 en 1960 y 5.000.000 en 1992 (18 provincias y 45% de la población del país).
Fue así como la Argentina se posicionó entre los países más avanzados en cuanto al aprovechamiento del gas, a la par de los Estados Unidos y la Unión Soviética, no sólo brindando un excelente servicio en manos de una empresa que arrojaba superávit año tras año, sino también permitiendo una gran baja en las emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera y manteniendo, hasta 1992 (año de su desguace), una política de baja sostenida de tarifas y expansión de las redes.
Pero… alguien debió haber planificado y administrado una empresa del Estado al servicio de su pueblo. Esa persona, se llamó Julio V. Canessa. Su nombre, borrado de la historia -oficial y no tan oficial-, sus ideas y sus realizaciones deben ser recuperadas para la construcción de una Argentina justa, libre y soberana. Al Ing. Canessa, Juan Carlos Vaamonde no dudó en llamarlo “Libertador del Gas Argentino”.
Julio Canessa
Compartimos su libro del año 1944: «Los servicios públicos del Gas en la Argentina. Necesidad de su nacionalización, extensión y centralización» (disponible en nuestra Biblioteca Digital), luego un intercambio epistolar entre Perón y Canessa y finalmente una reseña biográfica del continuador de la línea nacional energética Mosconi-Baldrich en el área gasífera.
Carta del Ing. Canessa al Presidente Gral. Perón.
“Señor Presidente de la República Argentina, hoy vengo a solicitar la autorización del Gobierno de la Nación para construir el Gasoducto Comodoro Rivadavia -Buenos Aires, que le permitirá a nuestra patria lograr su independencia energética, realizando una apreciable economía de combustibles, poner en movimiento ingentes reservas no aprovechadas y acrecentar el bienestar de la población. Lo haremos con ingenieros, técnicos y obreros argentinos. Tendremos muchas dificultades, pero las venceremos porque tenemos claro el objetivo (…) No faltarán, Señor Presidente, quienes digan que obras de esta naturaleza son impracticables para la técnica actual, que es más conveniente seguir importando carbón de Europa, pues caso contrario no nos comprarán más nuestros productos primarios; en fin, se escucharán todos los argumentos que desde muchos años atrás se esgrimen, llevándonos al convencimiento de que somos una colonia y no un país económicamente independiente.”
Respuesta del Presidente Gral. Perón
“Señor Director de la Administración de Gas del Estado, Ing. Don Julio Canessa, yo sé que este es el sueño de su vida. Estoy persuadido, como Presidente de la República, que bajo la dirección de hombres de su temple, el gasoducto una vez inaugurado dará nacimiento a una nueva era para la Nación en materia de combustibles. Yo no considero riqueza la que está debajo de la tierra, sino la que ha sido extraída. Por eso Ing. Don Julio Canessa: ¡VAYA Y HAGA!.”
JULIO VICENTE CANESSA (1901 – 1976)
Nace el 5 de abril de 1901, en Pehuajó, provincia de buenos Aires. Cursa los tres ciclos de la enseñanza, egresando de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la Universidad de buenos Aires, con el título de Ingeniero Industrial.
En 1927, ingresa a Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF). Desde su puesto, estudia e investiga las posibilidades de alcanzar el mejor aprovechamiento de nuestra riqueza gasífera. En la destilería de La Plata, impulsa la primera planta de producción de gas líquido de la Argentina. En 1938, pasa a desempeñarse como administrador de la destilería de YPF, de la localidad de San Lorenzo, en la provincia de Santa Fe.
En 1945, es designado administrador de los servicios de gas en Capital Federal. Poco después, en 1946, ya en su condición de Primer Director General de Gas del Estado, lo entrevista al presidente Perón y le dice: “-Vea-, en Comodoro Rivadavia dejamos escapar el gas y después, importamos carbón de hulla para fabricarlo. Tenemos que traer ese gas a Buenos Aires y terminar con el carbón importado”. Perón hace llamar al ministro Lagomarsino, mientras escucha atentamente las explicaciones de Canessa sobre un mapa. Luego le dice: “Está bien, no hace falta que entremos en detalles… Vaya y hágalo. Ahora se lo ordeno. Y usted, Laguito, se ocupará de que a Gas del Estado no le falte nada. Quiero ver ese gasoducto cuanto antes”. Luego, Canessa cuenta, enfervorizado por el entusiasmo: “¿Se da cuenta? Vaya y hágalo. Aquella frase me martilló toda la noche. Era la primera vez que un presidente terminaba así una entrevista de ésas. No podía creerlo”.
La obra se planea en seis meses y el 21 de febrero de 1947, el presidente Perón suelda el primer caño del gasoducto en Lavallol. Canessa, como director de la obra, planifica la construcción: el tramo Valcheta (Río Negro) – Comodoro Rivadavia (Chubut) es adjudicado a la empresa Techint, en tanto que el que une Valcheta con Buenos Aires, queda en manos de Gas del Estado.
Canessa pone todo su empeño en esa obra, que desde años atrás había sido su gran proyecto. Vive para el gasoducto y redobla esfuerzos diariamente para que éste avance uniendo esa larga distancia: 1700 kilómetros de cañería “transportaban los sueños de Canessa por el interior de la tierra”. El 29 de diciembre de 1949, se inaugura el gasoducto –en ese momento el más largo del mundo-, una de las obras más importantes construida en la Argentina en las últimas décadas.
Canessa cumple, luego, otras funciones, en todas ellas fiel a la inquebrantable concepción de defender los recursos naturales del país. Entre 1949 y 1950 se desempeña como presidente del directorio de YPF. Luego, es miembro del directorio del Banco Industrial y del Banco Central y en 1955 asume como decano de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Buenos Aires, perdiendo su cargo al producirse el golpe del 16 de setiembre.
En 1958, vuelve a ser administrador de Gas del Estado. Años después, en 1973 – 1975, ocupa nuevamente cargos importantes de asesoramiento en materia energética: asesor del ministro de Obras Públicas, administrador general de la Dirección de Energía de la provincia de Buenos Aires, asesor del presidente del directorio de YPF.
Fallece el 19 de junio de 1976.
No obstante la falta de reconocimiento público –por razones políticas- el nombre del ingeniero Canessa queda indisolublemente ligado a la construcción del gasoducto Comodoro Rivadavia-Buenos Aires y a la gestación de una empresa estatal modelo, que no sólo multiplicó notablemente la cantidad de usuarios sino que fue siempre superavitaria.
Fuente: Norberto Galasso – Los Malditos Vol. I – Pág. 134 – Ediciones Madres de Plaza de Mayo
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