«Si no manejamos los combustibles, si no manejamos la integración regional a través de los transportes, si no garantizamos todas estas cosas, no con un criterio de rentabilidad, sino con un criterio de construcción social y desarrollo económico se desarticula y desgarra el país.» Pronosticaba Germán en oposición a las privatizaciones de Aerolíneas y de YPF.
«El Estado tiene que ser más fiscalizador, programar más, dirigir más e incidir más en áreas que son clave en la economía. ¿Cómo puede ser que tengamos un noventa por ciento de los yacimientos mineros tapados, ni siquiera los minerales que necesitaríamos para producir insumos? Necesitamos un Estado que resuelva estos problemas, ellos los llamarán ‘benéfico’, nosotros lo llamaremos un Estado con rol social, un Estado popular, un Estado al servicio de las mayorías.» Germán Abdala
GERMÁN ABDALA (1955 – 1993)
Nace en Santa Teresita, provincia de Buenos Aires, el 12 de febrero de 1955. “Mi viejo era comerciante, como mi abuelo, como todos los turcos… En Santa Teresita comencé la escuela, hice hasta segundo grado, luego pase al instituto Vernié, de San Clemente y eso fue hasta 1967”. En 1968, ingresa a la escuela secundaria, en el Colegio Manuel Belgrano –ya en Buenos Aires- y allí cursa hasta 1972, llegando hasta quinto año, pero no se recibe pues no rinde los exámenes de las materias que le restan. Ya por entonces, milita en una villa de Parque de los Patricios y en otra de Barracas. Al mismo tiempo, se vincula a la agrupación peronista “Amado Olmos”, enrolada en la CGT de los Argentinos (CGTA).
En 1975, ingresa como pintor en los Talleres de Minería del Estado y poco después, ya milita sindicalmente. Por entonces, estrecha amistad con Víctor De Gennaro. A fines de 1977, ambos logran, con la participación de quince seccionales del interior y capital, formar la agrupación ANUSATE, para combatir a la burocracia que controla la dirección de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), cuya expresión máxima es Juan Roberto Horvath.
Luego de una denodada lucha, Germán y Víctor logran recuperar el gremio derrotando a Horvath, en 1984. Se produce así la recuperación histórica de ATE, la primera gran victoria contra la burocracia cómplice de la dictadura militar. Germán es elegido secretario general de ATE, seccional Capital. Aún no ha cumplido los 30 años pero no se envanece del triunfo y por otra parte, comprende rápidamente el techo de la lucha sindical, por lo cual se lanza también a la lucha política. Entiende que es necesario rescatar las banderas históricas del peronismo, traicionadas por muchos dirigentes. Por eso, en 1985, junto a Carlos “Chacho” Álvarez, funda el Movimiento Renovador de la Capital Federal, dirigido a democratizar y reconstruir la dirigencia del Movimiento.
En lo sindical, integra “los 25 gremios” y en lo político, el MUSO (Movimiento de Unidad y Solidaridad). En esas dos tareas aplica sus fuerzas, aunque ya se halla preso del cáncer, lo cual motiva una primera operación.
En 1987, responde a un reportaje que se publica como “Cuaderno” de la revista “Crisis” (segunda época). Allí sostiene, entre otras cosas: “La parte más despiadada, mas alevosa, fue la del proceso con Martínez de Hoz, la etapa racional es ésta, que continúa ahora: democracias formales con continuidad de la dictadura económica. Libertades individuales, pero no colectivas; seguridad personal, pero no seguridad social, con un programa económico asentado sobre las mismas bases, privatizaciones
En cuanto a la situación del peronismo, define: “Acá se agotó un modelo de desarrollo. El modelo de empresarios buenos, obreros anticomunistas y militares nacionalistas, que posibilitaba toda la conexión de ‘arreglo dentro de casa’, en donde se distribuía la riqueza y llegamos a participar en el 51 por ciento en la distribución del ingreso. Ya no es más posible. Los empresario demostraron que nunca fueron buenos, como clase, la burguesía demostró falta de conciencia, se reveló especuladora, individualista,
En 1988, Germán es ratificado como secretario general de ATE seccional Capital, por otros cuatro años. En 1989, es electo diputado nacional por el Partido Justicialista, para el período 1989-1993. En su gestión parlamentaria, se coloca en posición crítica a la política de Menem, quien ha traicionado el programa electoral de “Salariazo y Revolución Productiva”. Abdala se define contra las privatizaciones
Su dolencia se agrava y debe someterse a nuevas intervenciones quirúrgicas. En una conferencia dada en 1991, afirma: “Sostuvimos antes la necesidad del pacto social, la creación de la comunidad organizada… Pero, ahora, ¿con quién el pacto social? ¿Con Pérez Companc? ¿Con Macri, acaso?…”. Por entonces, junto a De Genaro, se aboca a la construcción del CTA (Congreso de los Trabajadores Argentinos) sosteniendo la necesidad de un nuevo modelo sindical, democrático y antiburocrático
El 13 de junio de 1992 declara que “el peronismo disidente y el Grupo de los Ocho han cumplido una etapa… No fuimos capaces de generar una oposición desde adentro. Quisimos ser la conducción del verdadero peronismo, pero hemos perdido. El peronismo que intentábamos expresar es ya solo un dato histórico, como puede ser cuando nos referenciamos con San Martín, Artigas, El Chacho, Yrigoyen, Evita y Perón… Hay que construir una nueva alternativa popular… Un nuevo partido o frente que rompa con el bipartidismo. ¿Cómo hacerlo? Con diversos sectores políticos y organizaciones sociales”. En 1992 es elegido por tercera vez consecutiva como secretario general de ATE Capital.
En noviembre del mismo año, se realiza el Primero Congreso del CTA en Parque Sarmiento. Debilitado por la enfermedad, Germán concurre en silla de ruedas, acompañado por su compañera Marcela Bordenave. Lleva ya veinte operaciones, en la Argentina y en el exterior. Pero su espíritu se mantiene erguido y rebelde, por sobre la declinación física: “A mí no me va a matar el cáncer, me mataría eso sí, la tristeza, si no logramos dar forma organizativa y presencia a este fervor militante”.
Pocos meses después, el 13 de julio de 1993, a los 38 años, en Buenos Aires. Un periodista escribió: “Era uno de los últimos militantes del ’70, en estado puro”.
Fue cremado y sus cenizas se perdieron entre las olas de su Santa Teresita natal.
Fuente: NORBERTO GALASSO – LOS MALDITOS – VOLUMEN I – PÁGINA 65. Ediciones Madres de Plaza de Mayo