La diputada nacional Mayda Cresto juró por “la resistencia peronista” y para “garantizar la justicia social, la soberanía política y la independencia económica”, pero el otro día se sentó en la cámara para darle quórum a la iniciativa oficialista de reforma previsional ¿traición?
Néstor Kirchner, como gobernador de Santa Cruz, se opuso raudamente a adoptar las medidas de ajuste que el gobierno de De la Rúa le imponía a las provincias y nada le importó la presión política y las potenciales sanciones que pudieran manifestarse por su decisión; pero Kirchner hay uno solo y no puede exigírsele a los gobernadores actuar igual que aquel maravilloso hombre de nuestro tiempo. La extorsión cae de maduro: “si no votan la reforma, no les pasamos guita” y si no le pasan guita a las provincias, se les viene el 2001 adelantado; un 2001 federal que afecte primero a las provincias antes que al Estado central. Y es que la primavera cambiemita parece haber llegado a su fin, y con miles de millones de dólares en LEBACS que vencen este martes (y sin ninguna expectativa de que el gobierno saque esos millones de la gran renta de multinacionales, bancos, sojeros, etc.) pareciese que de no aprobarse la reforma previsional, el país incurriría en un defult automático mediante el pago forzoso con reservas del BCRA o en un corralito mágico en el que los Bancos (principales portadores de LEBACS y entes con un poder que se encuentra por encima de la ley) se cobren lo que el gobierno les debe directamente de los depósitos de los ahorristas y cuentacorrentistas.
¿Es acaso esta nota una defensa de la reforma previsional? ¡Por supuesto que no! El gobierno tiene la obligación de ser creativo para la gestión pública (en particular de la deuda pública) y la obligación de no cortar el hilo por lo más fino, de no ser débil con los fuertes y fuerte con los débiles; pero ante la ausencia de un horizonte esperanzador, entiendo al gobernador que no quiera ver quebrar a su provincia, que no quiera a sus estatales con hambre y sus obras paradas. Ya le pasó a Alicia Kirchner ¿o de Santa Cruz no se habla? Quizás haya que revisar qué pasó con las gestiones provinciales y nacional de los últimos 14 años que han llevado a una situación en la que las Provincias no son sustentables sin aportes extraordinarios de la Nación ¿estamos ante una nueva forma de República unitaria? Quizás lo discutamos en otra columna. Lo que sí es tema de esta columna es que no hay traidores al peronismo, ni entre los que se sientan en la cámara, ni entre los que no; hay legisladores, gobernadores y dirigentes que analizan –cada uno con su criterio- cuál es la mejor (o la menos peor) decisión para su pueblo. Muchos quieren un 2001 “para que Macri se vaya en helicóptero”, pero el 2001 nos dejó hambre, deuda y muertos; yo no quiero nada de eso.
Lo cierto es que mañana lunes hay que levantar la sesión de la reforma y no dar quórum pero nada ganamos refunfuñando y tildando de traicas a los que no nos acompañen. Es deber del peronismo crear las condiciones para que ningún compañero se siente, porque la política se trata de convencer y no basta con tener razón.
Dice Iñigo Errejón que “Desterremos desde el inicio la palabra traición como forma de explicar las cosas, porque es una gramática política llorona, que lo único que hace es diagnosticar que los malos son malos y hacen maldades, y los buenos somos buenos y nos traicionan. Creo que es una gramática que moraliza los problemas. Lo que hay que hacer es tener explicaciones políticas, pensar qué relaciones de fuerzas han operado para que un dirigente o gobierno cambie su parecer”. Pues entonces, salgamos a tener explicaciones políticas, a crear correlaciones de fuerza que hagan a los dipu-gobernadores cambiar de parecer, a cambiar la correlación de fuerzas, a crear las condiciones para la unidad de todo el campo popular y el movimiento obrero en contra del saqueo a los jubilados, los veteranos de Malvinas y los titulares de asignaciones. ¡Vamos! Que quedan 24 horas.
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