En el año 1815, mientras el Ejercito de los Andes estaba en plena formación, se presentó el problema de la falta de recursos. Frente a la insuficiencia de los recursos enviados desde Buenos Aires, así como la urgencia de la empresa a realizar, el entonces Gobernador de Cuyo, Gral. San Martín decidió arbitrar los medios necesarios para proveer al equipamiento de los voluntarios.
De esta manera, se puso a Fray Luís Beltrán al mando de la Maestranza y el parque de artillería, encargándose de la fabricación de varios tipos de armas, sus municiones, puentes para soldados y mulas, y varios ingenios más para transportar el equipo a través de las montañas.
Por otra parte, debido a la falta de pólvora y la abundancia de salitre en la zona, se construyó un laboratorio bajo la dirección del ingeniero José Antonio Álvarez de Condarco, que en poco tiempo pudo proveer al flamante ejército con pólvora de la mejor calidad.
Ante la falta de otros equipos, se fabricaron los chifles en base a cuernos de vaca, las prendas del Ejercito se realizaron en gran parte con bayetas de lana enviadas desde San Luís, teñidas y cosidas por las mujeres mendocinas, a la vez que los mismos soldados confeccionaban el calzado con los restos de cuero del ganado faenado, cubriéndolos con trozos de lana donados por el pueblo.
Además, debieron fabricarse en Buenos Aires y Mendoza 36.000 herraduras para proveer al Ejercito de los Andes, así como las monturas necesarias y demás equipos.
Estos son solo algunos de los tantos hechos que se pueden resaltar de aquella gesta patriótica que queríamos compartir con ustedes enviando a su vez un ¡Feliz cumpleaños, General!
«Compañeros del Ejército de los Andes: La guerra se la tenemos que hacer como podamos: si no tenemos dinero; carne y tabaco no nos tiene que faltar. Cuando se acaben los vestuarios, nos vestiremos con la bayetilla que nos tejan nuestras mujeres y si no andaremos en pelotas como nuestros paisanos los indios, seamos libres y lo demás no importa. Compañeros, juremos no dejar las armas de la mano hasta ver el país enteramente libre, o morir con ellas como hombres de coraje.» Gral. José de San Martín
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