APUNTES SOBRE EL PROGRAMA DE LA CORRIENTE FEDERAL DE TRABAJADORES
Por Gabriel Fernández*
En medio de la Resistencia, emerge una nueva Nación
El asentamiento histórico del programa planteado por la Corriente Federal de Trabajadores se vincula a la historia misma del movimiento obrero argentino. A sus luchas, sus planteos, sus proyecciones. Si tuviéramos que situar esas trayectorias en algunas síntesis, podríamos mencionar los puntos surgidos en La Falda, Huerta Grande, en el programa de la CGT de los Argentinos y en los 26 puntos de la central que orientaba el recordado Saúl Ubaldini. Asimismo, en una secuencia trascendente de discursos conceptuales realizados por el jefe de la CGTA Raimundo Ongaro, resumidos en el libro Ongaro hace y dice.
Sin embargo, no estaría demás incluir en esos antecedentes los históricos y profundos debates llevados adelante entre el movimiento obrero organizado y el entonces presidente Juan Domingo Perón en 1953, durante el Congreso de la Productividad, con rastros previos y derivaciones posteriores. De allí emana la tensión entre organización política y derechos sindicales que se condensa en puntos calientes pero no deriva en la ruptura. Como veremos, el gremialismo argentino posee un pedigree valioso, digno y estructuralmente potente, lo cual no ha impedido el emerger de vertientes oscuras más ligadas a los intereses oligárquicos que a los populares.
Vamos a la cuestión. El primer tramo del programa da cuenta de las situaciones de actualidad. Plantea la necesidad urgente de adoptar medidas para, en un marco de emergencia social, disponer la estabilidad laboral y proteger el trabajo argentino. Asimismo, se mete en la formación de precios tomando en cuenta el bolsillo de la familia trabajadora y la necesidad de reapropiarse de los recursos estratégicos de la Nación así como de los servicios públicos. En tren de completar labores interrumpidas, exige la conformación de una Junta de granos y productos regionales, así como un acuerdo multisectorial para impulsar estas medidas en el marco de un Plan de Desarrollo.
Ahora bien, como ese Plan debe contener medidas de corto y largo plazo, requiere involucrar acciones de orden estratégico. Por eso propone una Reforma Financiera. Es interesante dar cuenta de la fundamentación presentada por la Corriente Federal de Trabajadores: “confirmado el carácter de servicio público de la actividad financiera” la misma debe ser orientada “al respaldo de la producción y de las familias” en “sustitución de la actual Ley de Entidades Financieras, por una Ley de Servicios Financieros que determine también un esquema de Banca de Desarrollo y el rol del Banco Central como agente financiero del Gobierno Nacional y supervisor de toda actividad financiera bancaria y no bancaria”.
Nos extendemos en este punto porque la pugna entre proyectos productivos y proyectos rentísticos es central en el mundo de hoy y, claramente, en nuestro país. Todo el segmento tiene un intenso aroma forjista que nos remite a la discusión planteada por la gente de Raúl Scalabrini Ortiz y Arturo Jauretche en derredor del control y las funciones del BCRA. Por eso en la propuesta se impulsa también el contralor de las tasas de interés así como la determinación del volumen de los préstamos que la banca privada debe orientar al desarrollo productivo. En tal línea sostiene -en una reivindicación tácita de la Década Ganada- una política de “desendeudamiento externo, como base para la consolidación de un proyecto de desarrollo autónomo”.
Avanza claramente y propone, entonces, una “Reforma Tributaria”. Sabemos que el esquema impositivo argentino es regresivo, lo cual no impide que las autoridades liberal conservadoras periódicamente exculpen con argumentos diversos e inconstitucionales a las empresas privadas, de las cuales forman parte muchos de los miembros de la actual gestión. Por eso la CFT indica que esa reforma necesita relacionar “razonablemente los impuestos con los ingresos y la rentabilidad, garantizando el financiamiento del Estado y al mismo tiempo corrija el carácter regresivo de la actual carga impositiva”. Así, enfatiza que el sistema impositivo requiere “ganar en progresividad, incrementando los gravámenes sobre los sectores de altos ingresos y ampliar la masa tributaria de modo de poder reemplazar las alicuotas de impuestos regresivos como el IVA y estableciendo un mecanismo automático para modificar la base del impuesto a las ganancias”.
Asimismo, el programa requiere el establecimiento de una Legislación antimonopólica y antioligopólica efectiva. A diferencia de otros espacios económicos desarrollistas, se basa en la confianza en la capacidad creativa popular: “Se alentará la formación de cooperativas de productores para competir con los oligopolios que producen los bienes que encarecen artificialmente los bienes finales como plásticos, hojalata, envases de cartón, vidrio, así como para ofrecerse como alternativa a la red de supermercados que actúa en forma pro alcista en relación a los precios”. En este fragmento se visualiza el aprendizaje de las experiencias de construcción colectiva suscitadas en los últimos años del siglo pasado y los primeros del presente.
Como no podía ser de otra manera en una vertiente que congrega numerosos sindicatos industriales, se permite ir al nudo del problema cuando, en el punto 11 propone sin más la “Protección de la Industria Nacional”. Para eso destaca la importancia de reconstruir “la cadena de valor de todas las ramas priorizando aquellas que nos permitan sustituir importaciones” así como la “promoción de la pequeña y mediana empresa, del sector cooperativo y la economía popular”. Pueden observarse como hilvanados con ese planteo los ítems subsiguientes: la disposición de una nueva Ley de Inversiones Extranjeras que controle con claridad la situación de los capitales externos, y la administración del tipo de cambio y el control de la fuga de capitales, elementos que han sido habitualmente utilizados por el poder concentrado en beneficio particular y en contra del país.
Luego se refiere al establecimiento de un programa de Federalismo Solidario para promover las economías regionales y varios planes integrales destinados a fomentar el crecimiento nacional armónico: Plan Integral de Transporte que incluya red ferroviaria, caminera, aérea y fluvial (con fabricación local de sus elementos centrales) y Plan Energético Integral “que genere sinergias entre las nuevas usinas atómicas a desarrollar en Atucha y Río Tercero, sumando las nuevas obras hidroeléctricas en curso y el pleno aprovechamiento de la energía eólica y solar”. Allí también enlaza la propuesta de desplegar los recursos hídricos.
En zona de definiciones fuertes el programa de la CFT lanza puntos imprescindibles para arrancar con un programa de justicia social: Educación pública de calidad, Acceso a Tierra, Techo y Trabajo, Sistema de seguridad Social, Asistencia de Salud para todos. Estos aspectos que retoman el bloque de iniciativas urgentes se encuadrarían dentro de la necesaria Reforma Constitucional que propone el punto 23, donde se incluyen aspectos como “la democratización del poder Judicial, un sistema electoral participativo y seguro -el que se quema con leche cuando ve la vaca, llora, podríamos añadir-, la función social de la propiedad y el capital, y el compromiso con la integración económica y social suramericana”.
La referencia de comprensión del proceso pleno en desarrollo se evidencia en el punto 24, donde la CFT señala -y este periodista aplaude tal nivel de entendimiento- que la pugna entre proyectos se despliega en el marco de “un orden mundial multipolar”. Por eso insiste en la priorización de la integración socioeconómica regional y la consolidación de las estructuras que facilitan ese camino con el objetivo de disponer objetivos estratégicos en finanzas, infraestructura y producción, así como “recuperar nuestras Malvinas”. Caracteriza bien al BRICS: “orientados a limitar las ambiciones colonialistas de naciones o bloques pro hegemónicos”.
Finalmente da cuenta de una perspicacia distinta a la de otros espacios cercanos al proponer el impulso de “Medios de comunicación sin fines de lucro y con respaldo estatal vinculados con las organizaciones sociales, los sindicatos y la comunidad, para que todos los sectores de la sociedad puedan informarse y expresarse a través de los medios de comunicación”. El conjunto del andamiaje de propuestas de la CFT se ancla en “la defensa del modelo sindical argentino” como factor de “base y sustento de un Proyecto Nacional y Popular”.
Creemos que vale este repaso para la profundización de un programa surgido de lo más profundo del movimiento obrero argentino. Esta elaboración, a la cual se le podrán añadir puntos y detalles, implica un nivel de comprensión del presente agudo y también el deseo concreto de incidir fuertemente sobre el futuro en ciernes. No debería desplegarse un debate en torno al movimiento nacional sin tomar en cuenta estas propuestas y las mismas merecen estar integradas a las búsquedas políticas -electorales, parlamentarias, movilizadoras- que se lleven adelante. Pues este espacio existe, y mucho. Tiene hondura en la base social y mucha cabeza, como se observa, a la hora de diseñar una política nacional.
* Director La Señal Medios / Sindical Federal / Área Periodística Radio Gráfica
Fuente: La Señal Medios
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