ARGENTINA / Las cosas que pasan cuando gobiernan los ratones – Por Gabriel Fernández

Hay un libro muy muy difundido y bastante tonto que a los liberales les parece fuente de saber. Se llama ¿Quién se ha llevado mi queso? protagonizado por dos ratones, Fisgón y Escurridizo, y dos liliputienses, Kif y Kof. La narración intenta evidenciar que en el mundo empresarial no hay que dormir en los laureles y quedarse disfrutando lo obtenido, sino seguir buscando y compitiendo. Para decir esa obviedad, un vivo escribió un librito menor y vendió un montón.

Los liberales argentinos, tan primarios que enlazan con el sentido común de una franja bien determinada de las capas medias argentinas –esa que sin haber leído ni siquiera una revista anda diferenciándose de piqueteros y sindicalistas- sienten que han descubierto la pólvora al recorrer esas páginas, que no llegan a los talones del pensamiento político que ha prodigado –también para el desarrollo empresarial- don Arturo Jauretche. El problema es que si esto se restringiera a la torpeza no sería nada; pero enlaza con la crueldad y la corruptela.

CONTRA LA INDUSTRIA.

La combinación de idiotez y mala intención que tan bien encarnan los funcionarios de este gobierno y sus voceros, con liderazgo indiscutible en el presidente, es receptáculo de los intereses antiproductivos que derivan en antinacionales y –contrarios a toda creación- arrasan con las iniciativas de industria, trabajo, venta, consumo que configuran el trazo virtuoso de la economía nacional. Pero volvamos al librito.

La obra sólo tiene un acierto, que no es propio. La frase de Albert Einstein “si siempre haces lo mismo no esperes resultados diferentes” es promovida como una clave para diseñar actitud ante la vida. Aquí vamos entonces: en la historia argentina los planes económicos de los liberales siempre desembocan en los mismos resultados, apenas matizados por las variantes impuestas según los tiempos. Por razones extrañas, un sector de la población considera que los programas impulsados por Alsogaray, Krieger Vasena, Martinez de Hoz, Cavallo, Macri, casi calcados en su ataque a la producción, podían derivar en algo distinto cada vez.

Vamos a precisiones innecesarias para pasar a los datos del presente y la proyección. No nos interesa el debate sobre si estos bandidos son liberales, neoliberales, oligarcas, posmodernos, gorilas o como se los quiera denominar. Nos da lo mismo. Luego: jamás compartimos el diagnóstico de “esto es otra cosa” como si concentrar a través de las tierras, la soja o las finanzas resultara una distancia crucial. Esto no es otra cosa. Es la misma mierda que durante décadas se impuso como freno al crecimiento de la nación argentina. Las variantes son evidentes dado el anclaje temporal diverso de cada gestión, pero la dualidad sureña es de largo aliento.

LA DEBILIDAD OFICIAL.

Las horas recientes brindaron una evidencia pública de la creciente debilidad oficial. Cada disparo surgido de las modernas armas policiales da cuenta de la incapacidad liberal para movilizar, convencer y disuadir a la población. Pese a contar con todos los medios a disposición. Al mismo tiempo, la incapacidad gerencial propia de quien se siente importante porque ha manejado oficinas con cinco dependientes llevó a que los debates sobre las reformas laboral y previsional se convirtieran en un cuestionamiento masivo y abierto al conjunto de la acción económica y política macrista.

Aunque ordenaron a través del ministerio de Seguridad que las fuerzas impidieran la realización del gran acto opositor convocado para el jueves –en continuidad con el masivo encuentro en el mismo sitio, dos semanas atrás, y de la gigantesca movilización social del 13 de diciembre- y aunque confiaron en el control de cajas para chantajear aliados y gobernadores, los miembros del gobierno no lograron evitar el acto ni sancionar legítimamente la ley que buscaban. De allí surge nuestra observación sobre el inicio del fin del oscuro proceso de aplastamiento nacional cuyas luces más brillantes no trascienden el cerebro del vecino que votó a Elisa Carrió.

En ese marco de creciente deterioro, los acuerdos se complican para el oficialismo. Los gobernadores con los cuales había realizado pactos para no declarar inviables sus distritos, revelan los aprietes y relativizan las responsabilidades de los legisladores. Y detona la interna con el radicalismo que anunciamos poco más de un mes atrás en estas páginas: una gran porción de dirigentes que intentaron canalizar la furia antiperonista de sus escuetas cercanías entregando una territorialidad jamás alcanzada por el PRO, se corren. Sin cargos, con tenues prebendas menores, sin poder decisorio, dicen “yo, radical” y esperan.

Por eso mientras sucedían los hechos del jueves 14 de diciembre indicamos “Esta es una situación muy interesante. El peronismo no debe dejar pasar la ocasión de morder cuando se huelen las dificultades. El gobierno está más debilitado de lo que parece. Se le están quebrando las alianzas internas –UCR, gobernadores- con el PRO. La presencia de la OMC y el dispositivo de seguridad dispuesto en el Bajo configuran un dato sobre lo imprevisto de estos sucesos. Ante el pánico por la presencia obrera en la Plaza, instruyeron a la policía para cargar sobre la cabeza de la marcha, compuesta por estudiantes. Así las cosas, resulta pertinente apretar el acelerador mientras siga el efecto de lo acaecido, para lograr el mayor daño posible sobre el gobierno liberal antipatriota y corrompido. El peso del voto opositor mayoritario, aunque disperso, se siente. También la lucidez y la potencia del movimiento obrero y las organizaciones sociales. La presión, es ahora”.

En sintonía, desde un perfil distinto, el periodista Jorge Asís, sin renegar de su menemismo pero tampoco de su capacidad de análisis político en ocasiones oculta por algún viejo rencor, pronosticó un derrumbe final para el próximo mes de abril. Para algunos, su terca oposición a la Década Ganada representa un valor que hace más notables las críticas presentes. Para otros, entre los cuales nos incluimos, aquella defección emperrada damnifica su credibilidad. Pero lo que dice tiene asidero. E involucra indirectamente a Clarín en el intento de salvataje.

En las horas recientes dos acciones se observaron sobre los legisladores. Según supo La Señal Medios por un lado representantes del Grupo Clarín instruidos y enviados por Héctor Magnetto visitaron a varios referentes del Congreso para forzar un voto favorable a la Reforma Previsional. Contando el gobierno con la llave económica para el chantaje, la función de estos voceros se asienta en advertencias comunicacionales. Les explicaron a los dirigentes las dificultades que sus imágenes públicas tendrán a futuro si no sufragan por la iniciativa oficial. Como contracara varios representantes sindicales se comunicaron con numerosos legisladores para plantearles el daño que una normativa de esta naturaleza puede causar al mundo laboral y social argentino.

EL RUMBO. PRESENTE Y FUTURO.

El panorama económico real no logra ocultarse con los gritos de las emisoras de amplitud modulada ni mediante la avalancha de colegas con dificultades de conjugación en las pantallas. Sólo atinan a responsabilizar a “los K” de asuntos con los cuales el kirchnerismo no tiene absolutamente nada que ver. En un nivel intelectual semejante, intentan operar sobre los televidentes personas que no debemos olvidar aunque merezcan el olvido: Leuco, Pamela David, Lanata, Campolongo, Silvia Mercado, Vilouta, Nequi Galloti, Morales Solá, Pagni, Fantino, Majul, Eduardo Feinman, Rodolfo Barili, Fitz Patrick, Del Moro, entre tantos.

Idiotas balbuceantes que cautivan mentes seniles y sólo evidencian su estolidez ligada a la necesidad de recibir dinero por cualquier actividad, aunque la misma incluya el deterioro de la patria. Los mencionamos pues cierto es que el titular del Grupo Clarín ha sido el diseñador de la acción comunicacional, pero vemos que ante el avance de las perspectivas populares vuelve a hablarse de la exclusiva responsabilidad empresarial a la hora de mentir y manipular. Como dijimos sobre temática distinta: a otro perro con ese hueso, que cada uno asuma su función.

Porque la verdad indica que la apertura importadora está desestructurando los mejores emprendimientos productivos nacionales. Ya los productos externos invaden los comercios –una gran parte de los comerciantes siguen sin visualizar el problema, huérfanos de asociaciones gremiales adecuadas-. Se ha entregado al Norte el ARSAT, una de las trascendentes creaciones argentinas, mientras se desactiva todo el esquema de ciencia y técnica dignamente articulado por la gestión anterior. En línea, se desprotege la Educación Pública en general (“esa locura de las Universidades” anunció Macri en campaña para quien lo quisiera escuchar) y los programas de asistencia que la involucran.

Futbol para Todos, la enorme idea práctica destinada a activar la más importante industria cultural argentina, proveedora de la mejor materia prima mundial y de un espectáculo rentable y de alta calidad ¡fue anulado para “ahorrar”! y ahora queda en manos de las mezquinas empresas que gobiernan las transmisiones, desinteresadas de divisiones inferiores y acciones sociales de los clubes. Esto se realizó amparado en el piso cultural planetario: el vecino que dice “cómo vas a gastar plata en el fútbol”, atiborrado por la demagogia que sugiere la anulación de esa inversión para alzar los montos destinados a salud y educación.

El déficit fiscal impuesto artificialmente por quienes anunciaron llegar para combatirlo, crece y crece… lo cual deriva en que los funcionarios estimen ¡que es preciso ajustar para reducirlo! cuando el hueco se abrió por la caída en el mercado interno –el esquema tributario es regresivo, por tanto, indica- y en la exención impositiva para los grandes exportadores, que han sido desafectados de sus compromisos con la sociedad, cual si fueran habitantes de otro territorio. Como toda la filosofía liberal argentina se asienta en la “austeridad” –para la sociedad- sólo puede esperarse una ratificación de la tendencia: más despidos, bajas salariales, reducción jubilatoria, recortes presupuestarios.

LA PRESIÓN.

El lunes 18 de diciembre el gobierno oligárquico intentará debatir para sancionar el proyecto de Reforma Previsional mediante el disciplinamiento de aliados y gobernadores. Ante la decisión, la Corriente Federal de Trabajadores resolvió convocar a la Plaza del Congreso para rechazar la iniciativa y plantear su abierto descontento con la política económica oficial. También marcharán las dos CTA, la secretaría gremial de la CGT y la Multisectorial que integran organizaciones sociales, cooperativas, comerciantes y empresarios. Por su parte el Consejo Directivo de la CGT se reunirá ese mismo lunes por la mañana para anunciar un paro general a partir mediodía hasta la medianoche en rechazo al proyecto citado.

No sabemos lo que ocurrirá en esa jornada de lucha. Pero en cualquier caso, la concreción de la marcha y la huelga, debilitará gravemente al gobierno macrista. Es ostensible que, si no queda fuera de juego inmediatamente, de todos modos habrá iniciado una agonía sin remedio. De allí que resulte importante afrontar la semana venidera con serenidad y determinación, espíritu de unidad y denuncias abiertas y comprensibles sobre el rumbo económico presente. Las críticas a los proyectos de reforma laboral y previsional se han transformado en cuestionamientos plenos a toda la acción económica oligárquica. Estas 48 horas de protesta pueden orientar el malestar colectivo.

LOS RATONES.

El libro con el cual arrancamos este artículo tiene como protagonistas a dos empresarios, convertidos en ratones mediante atinadísima licencia literaria. Los lectores liberales, claro, se identifican clamorosamente con ellos y lo recomiendan a sus pares con el guiño de quien brinda la posta imprescindible para afrontar los hondos desafíos de la vida. Lo que pasa es que como son ratones, con un cerebro en verdad reducido, insisten una y otra vez con los mismos programas económicos … que derivan en resultados equivalentes.

Einstein, al lanzar el concepto base, intentó sugerir la búsqueda de nuevos senderos para encontrar soluciones reales a problemas que hasta entonces no se habían resuelto. No deja de resultar curiosa y paradojal la utilización de la idea para machacar el arcaísmo y reproducir con tono actual un esquema de enfriamiento económico que ya, ni siquiera, sirve para bajar la inflación en base a la recesión. Allí tenemos un dato nuevo, para los que gustan del asombro: los precios siguen avanzando mientras el poder adquisitivo y los derechos sociales descienden.

Estos ratones carentes de proyecto, no piensan incluir a otros en su derrotero; para ser justos, digámoslo así: no pueden. El interés rentístico se ha transformado mundialmente en un agujero negro que atrapa las riquezas sociales y las convierte en nada. De allí que las naciones que en verdad crecen, contra toda propaganda mediática, sean aquellas que apuestan al firme rol rector del Estado para garantizar la inversión productiva y limitan al máximo la expansión financiera puertas adentro. Rusia y China se despliegan, mientras la Unión Europea y los Estados Unidos persisten en baja. Esto tampoco es una apreciación ideológica: basta observar los datos de cada producto bruto.

En ese marco internacional, la Argentina tiene un papel extraordinario para cumplir, asentado en su potencial científico técnico –a su vez enraizado en la capacidad laboral de su población- , sus materias primas, y la calidad industrial (en cada ocasión que la puede exponer). En sólo una década sin hostigamiento estatal al trabajo local -2003 / 2015- logró insertarse adecuadamente en el gran escenario y empezar a jugar un partido futuro junto a las naciones latinoamericanas y los BRICS. En apenas dos años – 2015 / 2017- se ha borroneado el horizonte y esta gran esperanza del Sur “necesita” tomar deuda continuamente para subsistir. Eso pasa porque gobiernan los ratones.

Este cierre tiene un sentido. El pueblo argentino suele ser perspicaz a la hora de atisbar las olas mundiales. Frente a una situación como la descripta, ha crecido sin fundamento la idea de estar viviendo “una restauración conservadora mundial con hegemonía del capital financiero”. El error de apreciación es el único nexo informativo entre propios y ajenos. Al menos los propios necesitan desmontarlo para recordar que en este período la causa nacional popular continental no sólo es justa, sino también posible y rentable. Los diálogos directos con dirigentes populares de las más variada extracción nos permite afirmar que mientras quienes se desenvuelven en el ámbito gremial comprenden el proceso, los situados en la región política cuentan con datos sesgados y poco trabajados.

Atenti con eso porque, como vimos, Fisgón y Escurridizo sólo alcanzan el éxito cuando la mentalidad promedio se nivela hacia abajo.

Por Gabriel Fernández – Director La Señal Medios / Sindical Federal / Área Periodística Radio Gráfica

Sé el primero en comentar

Dejar una contestacion

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.


*


Necesitamos comprobar que el mensaje no es spam * Límite de tiempo se agote. Por favor, recargar el CAPTCHA por favor.