El golpe de Estado perpetrado contra el gobierno de Evo Morales, es una invitación no solo al alerta de las democracias latinoamericanas, sino también un baño de realidad para las demandas permanentes de autocrítica que algunos sectores del progresismo liberal y de la izquierda autóctona vierten sobre los procesos emancipatorios de latinoamérica.
La apuesta electoral de Cristina Fernández de Kichner, ungiendo a Alberto Fernández, se torna hoy más sustanciosa e importante desde el punto de vista estratégico. Son tiempos de transigencias. De acercamiento de posiciones que eviten la radicalización de diferencias.
La cruda realidad muestra que por más que se administre eficazmente la economia, las oligarquías enquistadas sumadas a los poderes internacionales predadores de recursos jamás toleraran la presencia duradera de los procesos democráticos de justifica social.
Del timing político de Alberto Fernández, de su capacidad para tejer inteligentes transigencias a nivel local y regional, como también de la fortaleza y el robustecimiento de las organizaciones libres del pueblo, depende el sostenimiento de la paz social en nuestro país, y la esperanza de un nuevo rumbo para latinoamérica en materia de relaciones internacionales de cooperación y no subordinación.
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