«Hasta entonces se había procedido así: dada tal doctrina es necesario que la realidad se someta a ella. Nosotros nos propusimos, si era posible, que dada nuestra realidad, resultase una doctrina que sirviera a nuestros intereses y no a los ajenos. Hasta entonces, habíamos ido al almacén a comprar con el «Manual del Perfecto Comprador», pero escrito por el almacenero»
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