«No son hombres y capitales con semejantes características los que propenderán a la felicidad de los habitantes de la Nación de que habla nuestra liberal Carta Magna; por el contrario, con ellos empieza a germinar en el país futuras y no muy lejanas perturbaciones económicas y políticas. Por ello considero perjudicial el predominio que pretenden y la ingerencia que se quiere otorgar a las compañías extranjeras»
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