Escribe Manuel Valenti Randi*
Publicado originalmente en el sitio web del CENACK
Hoy el imperialismo lo ejercen las corporaciones extranjeras, los capitales financieros especulativos y la gran potencia del Norte asociada a un sector de la clase política, económica, judicial y servicios de inteligencia de los países Latinoamericanos. No coinciden todos naturalmente en sus intereses y estrategias pero todos coinciden que en Brasil Lula no puede seguir arriba del ring, no puede seguir haciendo política porque si hay elecciones el sería el ganador y sería un estorbo para garantizar la transferencia de recursos de los trabajadores al capital como vienen haciéndolo el gobierno de Temer.
El golpe a Temer, es un golpe dentro del golpe, fracciones internas que se disputan la conducción del poder. No es casual que días antes de que circule el video donde estaba implicado en un hecho de corrupción, entregado por el dueño de una empresa brasilera que quiere entrar en el mercado de capitales norteamericano, el FMI dijera en un informe publicado el 19 de mayo, que era necesario acelerar la reforma laboral que estaba trabada en el congreso. Las corporaciones extranjeras y los capitales especulativos necesitan garantías institucionales de que van a poder explotar sin problemas a los trabajadores.
La reforma laboral aprobada fue un día antes de que el Juez Moro declarara culpable a Lula en primera instancia, “La nueva normativa da valor legal a los acuerdos negociados por sector o empresas aunque no se ajusten a la normativa vigente. Según el Gobierno, eso permitirá que las vacaciones anuales sean divididas hasta en tres veces y que se pueda negociar la jornada de trabajo y otros acuerdos. Además, introduce la posibilidad de una “jornada intermitente”, con el pago de salarios sobre una base horaria o por jornada, y no mensual, regula el trabajo desde el hogar y abre la posibilidad de negociar hasta el horario de almuerzo.” Esta reforma rompe con los convenios colectivos de trabajo, es decir, le quita poder a la organización de los trabajadores para pelear por un salario y equiparar la balanza frente a las patronales.
Como dice Zaffaroni, el Plan Cóndor Judicial está en acción. Son acontecimientos en pleno desarrollo y quedan muchas jugadas por hacer al bloque nacional y popular, que conduce Lula y la antipatria. Lo que es cierto es que esta última avanzó algunos casilleros, hoy tiene en sus manos el poder judicial la posibilidad de inhibir a Lula de ser candidato.
Lula fue condenado en primera instancia, por lo que todavía no irá detenido y puede ser candidato si lo desea. El juicio de segunda instancia será posterior a la elección del 2018, lo que no le impedirá disputar si no manipulan los tiempos de lo que tarda usualmente este tipo de fallos. Como han demostrado no les importa las instituciones, los derechos y las leyes. Este es un fallo del orden de lo político. La decisión de inhibirlo dependerá en gran parte en la capacidad de Lula de construir un frente político sólido que lo apoye e impida a los jueces tomar la decisión de hacerlo; sin unidad nacional, el pueblo brasileño va a ser sometido a la dictadura del capital. Hoy el frente político que conduce Lula está resistiendo, movilizado en las calles, tratando de construir alianzas políticas, aunque sean del orden de lo táctico, que le permitan enfrentar a la avanzada neoliberal, aunque no los una el amor sino el espanto.
Un dato preocupante que devela la hipocresía del “partido judicial” es que los jueces y fiscales que condenaron a Lula son los mismos que declararon inocentes a Michel Temer y Aecio Neves, por lo que no se debe esperar nada serio. Como explica Luis Vignolo “ya no alcanza con los golpes “blandos”, la condena a Lula marca otra etapa de la restauración oligárquica e imperial y de las formas actuales del terrorismo de Estado”.
*Por Manuel Valenti Randi, estudiante de Relaciones Internacionales (Universidad Nacional de Lanús), director del CENACK.
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