Publicado por la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP) en su sitio web oficial
La más masiva movilización de los últimos años, con cientos de miles de trabajadores en las calles, ha dejado mucha tela por cortar. Dos cosas, sin embargo, quedan claras. Este modelo económico ya no se aguanta. No lo aguantan los asalariados ni los trabajadores de la economía popular, no se aguanta en las villas, ni en los barrios obreros, ni en los hogares humildes, ni en las comunidades indígenas, ni en las grandes ciudades, ni en el interior.
Por otro lado, nuestro pueblo ha demostrado en esta jornada un alto nivel de conciencia de sus derechos y cómo defenderlos. Cuando el diálogo se reduce a promesas incumplidas deja de ser diálogo y pasa a ser mentira. Gigantescas columnas afluían y en la conciencia colectiva resonaba un solo deseo: paro general. La falta de definición sobre esta fecha defraudó a gran parte de la concurrencia. La gran masa del pueblo trabajador sabe que sólo con organización y unidad se puede frenar este monstruoso proceso de empobrecimiento social. Sabemos que la fragmentación del campo popular solo fortalece al poder económico y quienes se regodean frente a nuestras divisiones son funcionales al Capital.
Por su parte, el triunvirato que conduce la CGT tiene la responsabilidad histórica de ponerse a la cabeza de ese reclamo y garantizar la unidad del movimiento de todos los trabajadores desde sus bases para terminar con el ajuste, la flexibilización, los despidos y el incumplimiento de la ley de emergencia social.
Los trabajadores de la economía popular agrupados en la CTEP, Barrios de Pie y la CCC queremos construir la unidad de la clase trabajadora sobre la base de nuestras justas reivindicaciones y un programa de transformación social que garantice Tierra, Techo y Trabajo para todos. Unidad de acción, organización y concepción.
Por ese motivo, el lunes 13 de marzo convocamos a una gran asamblea popular con todas las fuerzas sociales y sindicales para discutir este programa, que no se reduce a la coyuntura, sino que plantea un horizonte de cambio estructural. Sin embargo, frente a los incumplimientos del gobierno, este pueblo necesita levantarse desde su columna vertebral para hacer oír su grito de justicia social y a esta altura, ese grito solo puede oírse en el silencio de la huelga general.
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